Un viaje acompañado por una amiga que me vino a recoger al aeropuerto. Los cambios se hacían notar, otra fuerza reinaba en mi cuerpo, eran muchos cambios y bastante fuertes.
Cogimos el tren y el recorrido que dura casi una hora me dejó ver la apariencia de las tierras, las construcciones colindantes, aún hoy en día no me olvido de cómo eran esas casas y el modo de vida que por simple impresión te puedes imaginar.
No llovía pero el cielo estaba oscuro y parecía hacer un frío fuera poco recomendable. Una vez en Londres, en la estación de Liverpool, situándonos, veo una aglomeración de gente que me transmite muy buena energía, teniendo en cuenta que vienes de un lugar donde sueles ver poca gente el cambio te puede sentar bien al principio.
Pasadas dos horas llego a mi nueva casa.
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